Gladys Tato

Psicoterapia General y Especializada en Pacientes con Trastornos Orgánicos

Es de conocimiento popular que existe un aumento epidemiológico de la Depresión.
Las cifras reales de este incremento, también están acrecentadas por cuadros mal diagnosticados. Se clasifica como depresión a cuadros clínicos en los que un paciente presenta un estado de ánimo en “menos”.

Un estado de ánimo en menos puede observarse en muchas situaciones de pérdida (fallecimiento, divorcio, pérdida de trabajo etc.) que deben ser diagnosticadas como duelos, que transcurren y se resuelven de una manera normal luego de superado el dolor y la aceptación de la pérdida.
El contexto socio cultural actual tolera mal estos estados de ánimo y espera de las personas una reacción que podría catalogarse como “maníaca”, es decir hacer como que prácticamente no ha pasado gran cosa y rápidamente estar bien. Esta actitud aunque inadecuada sintoniza más con características de nuestra época. También se espera que los tiempos de esos procesos de pérdida sean rápidos y si alguien a los tres días de una situación como las mencionadas no está bien, su entorno comienza a preguntarse si no estará deprimido, si no debería tomar una medicación.

Duelo Dolor. Tristeza.” Vivencia depresiva”. Depresión

Estos estados se confunden muchas veces porque comparten aspectos parecidos, lo que hace que la diferencia no sea siempre fácil de establecer, por lo que se ocasionan errores diagnósticos.
En primer lugar se debe de tener claro que la vivencia depresiva es un estado afectivo donde lo central es el ánimo en menos y que muchas veces las personas la describen como “sentirse deprimidas.”.
Pero no es lo mismo “sentirse deprimido” que “estar deprimido”. Es el diagnóstico profesional el que será capaz de establecer la diferencia. Es decir diferenciar cuándo es sensación anímica y cuándo síntoma y por lo tanto un cuadro patológico permanente.

Garbarino decía que “en el estado depresivo, el yo del deprimido, es un yo afectado por el dolor y a consecuencia de ese dolor se siente: apretado, encogido, achicado y reducido a su propio espacio”, lo que se conoce como el aislamiento de la realidad.

El duelo entonces ¿es una depresión o no es una depresión?
Hay diferentes opiniones. Están quienes clasifican al proceso de Duelo Normal, como depresión y le llaman Depresión Simple cuya situación más habitual es el dolor por la pérdida de un ser querido. En ese proceso se describen etapas que se pueden superponer entre sí, con ser: el reconocimiento de la ausencia, la negación de la misma, el extrañamiento por la falta, alternando entre aceptación y negación, hasta llegar al recuerdo calmo con aceptación de la pérdida.

El dolor: es una sensación molesta y aflictiva de una parte del cuerpo por una causa interior o exterior. Es también un sentimiento de pena, congoja y pesar.

La tristeza se describe como pesadumbre, como una aflicción difícil de soportar. Viene del latín “tristis”, que significa cansado, apesadumbrado.
Está vinculado a las grandes aflicciones. Hay un aspecto interesante, que es un aporte desde la semiótica por las raíces etimológicas, y es que la tristeza es la contracara de la furia.
Ante una pérdida se puede sentir furia o tristeza según cómo se la viva. Si domina el dolor por la pérdida se siente tristeza; si domina la vivencia de injusticia, se siente más el enojo, la furia.
Además, la furia es una actitud activa en la que hay un deseo de lucha contra el obstáculo o contra el motivo que ocasionó la pérdida, si es posible hacerlo.
En cambio, la tristeza es un sentimiento pasivo en el cual la persona se siente impotente.

Bajo el título de depresión se engloban una cantidad de estados afectivos en menos, por eso se los cataloga de depresivos, pero tienen cualidades muy diferentes. Cualidades que es importante reconocer para poder nominar. En la clínica se trabaja con mucha pobreza de nominación afectiva, Por ejemplo un paciente que está en una reacción agresiva, se lo cataloga como que está enojado, y pocas veces se sabe diferenciar, el enojo, del rencor, el resentimiento, la ira, o la cólera y entonces se le pone a todo un solo nombre. En los estados depresivos pasa exactamente lo mismo, cualquier persona que está en un estado afectivo en menos le decimos que está deprimido.
Sin embargo hay muchos modos de estar deprimido y es importante identificar en cada paciente esa forma particular de estar deprimido y nominarla como tal. A veces lo identifica el paciente, lo que implica que se deba saber la diferencia, qué es lo que el paciente quiere decir. Y si el paciente no lo hace, podérselo nominar, porque la nominación adecuada del estado depresivo ayuda a entender las vivencias en conflicto. No es lo mismo que una persona esté amargada, que desanimada, que sienta que se desmorona, que esté desolada, nostálgica o impotente.
Como todo en la vida y más en esta actividad comprender mejor es ayudar más. Nuestra formación y la de quienes enseñan hace a la diferencia.

Gladys Tato