Gladys Tato

Psicoterapia General y Especializada en Pacientes con Trastornos Orgánicos

Freud usó el artículo neutro, “lo”, para hablar de “lo inconciente”. Así daba cuenta de que en “lo inconciente” no existían categorías como tiempo o espacio.
Chiozza en su propuesta  epistemológica unitaria lo utiliza en el mismo sentido, por lo que decimos que en lo inconciente existe “lo cardíaco”, que en la conciencia se expresa o ella lo percibe, como lo que conocemos como el órgano que llamamos corazón y como determinados significados que vinculamos a este órgano. 
Siguiendo este mismo razonamiento e integrando lo que llamamos inconciente colectivo,  podríamos preguntarnos ¿qué expresan los significados del corazón en nuestra sociedad?, ¿seguimos siendo “nostálgicos”, algo tan adjudicado a lo que ha simbolizando el Maracaná o estamos expresando otras cualidades cardíacas?

El corazón late, por lo que metafóricamente decimos que es el “marcapaso de la vida”. Late ante las descargas afectivas que sentimos en el vivir presente, pero no late por igual con todos nuestros afectos, expresa en cada afecto su cualidad particular de este instante, su importancia actual.

En las significaciones que todos conocemos y compartimos el corazón se arroga la representación de los afectos.

Decimos entonces que al corazón se le adjudica la capacidad de representar a los afectos. Esta significación es tan clara en el corazón que dibuja un niño o un adolescente cuando quiere expresar amor, como en el de la religión cristiana con su corona de espinas.

Pero: ¿cuáles son los afectos que se vinculan más específicamente con el corazón?, los que conocemos como afectos en  pares antitéticos.

Si pensamos en el amor, pensamos en el corazón, pero si pensamos en odio, pensamos en el corazón, así sucede lo mismo con la valentía y la cobardía, la  concordia y la discordia, la lealtad y la traición, etc. El corazón  es capaz de “albergarlos”, claramente diferenciados, como “¿curiosamente?” están inmezcladas, diferenciadas y separadas las sangres que por él transitan.

Cuando alguien ama le es imposible pensar que puede odiar y mucho menos a la misma persona, claro que no al mismo tiempo. Todos los afectos en pares antitéticos, alternan en alguien a lo largo de su vida, se expresan en distintos momentos  frente a la misma persona o un ser humano se expresa mayoritariamente  en una sola de sus polaridades, lo que nos lleva a definirlo por esa y decimos que “es” un valiente o un cobarde.

Esta cualidad humana tiene sus motivos propios y que constituyen un modo de resolver dificultades de la vida y que tan sabiamente  expresara Pascal cuando dijo que: “el corazón tiene razones que la razón ignora”.

Es curioso qué pocas o ninguna  “razón de la razón” se necesita para amar, pero cuántos motivos se  deben explicar para odiar. Quizás como el corazón se siente más cómodo amando que odiando, recurre a otras razones, cuando sus sentimientos opuestos pueden y deben poder explicarse por su propia lógica.

La nostalgia que es el “recuerdo doloroso”, se la conoce como una cualidad cardíaca. ¿Por qué?, porque recordar viene de “re- cordis”, que quiere decir volver al corazón. La nostalgia es un “recordar con dolor” algo ya pasado, con el deseo de regresar o de volver a vivirlo, como la gloria del Maracaná.

Poco se habla en nuestra época de esa nostalgia, que aunque se lo explique tratando de decir que es hora de superar el pasado y alentar el presente y el futuro, tal vez encubra otras cosas.

Si lo tuviera que expresar futbolísticamente, diría que quizás hechos  deportivos vergonzosos, económicos o violentos, evitan el “recordis” del honor de la gloria, porque no se tolera la coexistencia con su opuesto el “deshonor” de tantos hechos presentes. Maracaná no fue solo una gloria futbolística, fue un hito, del deporte, la cultura y el respeto en su máxima expresión. Un acto de valentía, de amor, de nobleza.

Hubo épocas en que los afectos en pares antitéticos estaban tan separados, que era muy difícil que se tolerara un acto de traición o de deslealtad, algo que aunque condenable, es en última instancia, cardíacamente humano.

Hoy en día, creo que sucede todo lo contrario, casi se ha perdido la sana diferencia y separación de los opuestos.

Es más, cuanto más el espejo de la realidad nos muestra cómo estamos expresando el peor lado de nuestros afectos, más huimos del corazón, para tratar de justificarlo racionalmente por no afrontar la vergüenza de lo que somos capaces de sentir y hacer en consecuencia.

Hoy la discordia en el seno de nuestra sociedad está enmascarada en la defensa de  derechos, el odio étnico o racial se ha desplazado al odio ideológico, pero odio al fin, a la lealtad se la enmascara  en la cobardía del sometimiento.

Podrá ser ver un niño muerto en la orilla de una playa, o a unos adolescentes apaleados  por adultos, o la muerte de un ciudadano  mientras trabajaba, para enumerar solo algunas de sus peores caras, pero el corazón que habita en el mundo y en nuestra sociedad está mostrando sus peores afectos tecnológicamente registrados. Qué patéticamente irónico!!!

Gladys Tato